publicado en el libro Seis Alaridos. Voces de Barlovento Editores. Volumen colectivo (2005).
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Es un corazón
este holocausto en que me adentro,
oh dorada criatura que el mundo ha de asesinar y devorar.
Sylvia Plath
este holocausto en que me adentro,
oh dorada criatura que el mundo ha de asesinar y devorar.
Sylvia Plath
La niña quiere cantar, almenas de hueso aplastan la inocencia.
Ajado corazón, despojo de latidos,
fábula de Dios maligno y bello en verdes lejanías de opio.
Nadie oye, carnaza del silencio,
en flamas de añoranza arde la palabra.
Oh, encarnado vergel de sangre. Purifica la hoguera
un millón de raíces, túnicas, chancros de olvido.
¡Atiza, pequeña!, escupe, remueve la hulla del ojo,
tótem de humo bárbaro; canta diáfana canción de fuego
hasta devorar luz como la noche
hasta gemir como bebé de Hiroshima
hasta encender las yescas del mundo
dulcemente oscura como una madre muerta.
Lames el falo de la vida, eléctrico sabor de mariposas;
vueltas y vueltas y vueltas cada vez más letales.
Presientes el fin, tus pies como rosadas gemas atrapan aire
en su hueco. Pronto, muy pronto, la música de arena
disolverá su nota y esa putilla de cuencas podridas
en lento striptease arrancará la toga al lujurioso cadáver.
Ajado corazón, despojo de latidos,
fábula de Dios maligno y bello en verdes lejanías de opio.
Nadie oye, carnaza del silencio,
en flamas de añoranza arde la palabra.
Oh, encarnado vergel de sangre. Purifica la hoguera
un millón de raíces, túnicas, chancros de olvido.
¡Atiza, pequeña!, escupe, remueve la hulla del ojo,
tótem de humo bárbaro; canta diáfana canción de fuego
hasta devorar luz como la noche
hasta gemir como bebé de Hiroshima
hasta encender las yescas del mundo
dulcemente oscura como una madre muerta.
Lames el falo de la vida, eléctrico sabor de mariposas;
vueltas y vueltas y vueltas cada vez más letales.
Presientes el fin, tus pies como rosadas gemas atrapan aire
en su hueco. Pronto, muy pronto, la música de arena
disolverá su nota y esa putilla de cuencas podridas
en lento striptease arrancará la toga al lujurioso cadáver.
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