Responso por una muerte anunciada

publicado en el libro Perros de agua, nuevas voces desde el sur de Tamaulipas. R. Ayuntamiento de Tampico y Míguel Ángel Porrúa (2007)
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I

Te amo, hermano, desde esa tarde violenta
cuando tus ojos –cuervos de mármol–
afilaron sus garras en mi cerebro.
Venías de una tierra extraña, perseguido por la tristeza,
huyendo de la locura, sin un peso en el bolso,
sin voluntad en las costillas.
Tus pulmones humeaban, tu corazón se movía
como impulsado por un alambre roto.

Te miré desde mi trinchera de piedra,
polvo de siglos y siglos y siglos,
niño de ancianidad colgante con tres hijos
y una esposa en la entraña.

Dejaste atrás muchos puertos, antros de mala nota
donde no quisieron saber más de ti.

.........En Tampico será diferente.

Dormiste en mi casa, comiste en mi plato,
gruñiste en mi mesa. Parecías un samana rebelde,
un mago, un Jehová de pellejo y uñas.
Hablamos por seis horas –las seis horas
de nunca en nuestras vidas.
Cazamos a Cristo con una ballesta, lo disecamos
en palabras errantes. Universos paralelos,
ovejas del Espíritu Santo en busca del signo absoluto
de haber nacido, ajenos a existir,
tan nosotros mismos arrumbados en distancias de café.

Pediste permiso a Dios para visitar el Infierno, hermano,
el mismo Infierno del que escapaste
–la Muerte en un viejo bar detrás de las vías–
como hace veinte años, hace tres meses,
cada viernes, cada sábado, cada minuto…

Bebiste cerveza con la mitad de tu razón
y la mitad de tu alma hasta enfurecer como un lobo
y arrancarte a jirones los nervios.
Adormeciste las tres cabezas de Cerbero.
Hablaste del Génesis Apocalíptico, de ángeles bestiales,
de la Teoría de las Cuerdas, tiempo torcido hacia dentro,
paráfrasis del absurdo, antiguas deidades
de negro pie alzado al techo del Mundo.
Sonreías como bufón triste de cara bronceada,
zapatos perdidos, rodillas estáticas,
obsesión por el Todopoderoso,
él te salvó, te salvaría siempre, lo creíste.

En tu mente se dibujó un escenario:
reflectores.....aplausos.....barítonos....trompetas.
No veías a los ebrios golpear quimeras,
ni a las putas de pechos inmóviles,
ni al solitario vagabundo, acordeón en mano.
Te oías a ti mismo,
rencor maquinal de Hades en carruaje de espinas.

II

Hay quienes leen tragedias en libros.
Tú eres el Libro, hermano, tinta de Blake,
dragón de fuego lúcido y verde,
traficante de ofertas en manicomios etílicos,
vino ácido en gangrenas dialécticas,
manzana del Paraíso en un vaso de whisky.

Hay quienes van a Irak a pelear guerras.
Tú eres la Guerra en un callejón baldío,
aleteo de relojes, horno de hidrógeno,
inteligencia en la morgue del cráneo.

Hay quienes viven jornadas en escritorios
y van los domingos al cine.
Tú haces vigilia de Luna nueva, cobertor de nostalgia
tras los barrotes de un muro.

........Puedes dormir, la banqueta está sola.

Mil noches entubadas en suero, ampolletas de aceite,
lágrimas de una madre hundida en silencios,
cáliz de sed, alcoba hueca.
Promesa después del síncope:

...........Voy a dejarlo en manos de Dios,
...........si Dios tiene manos, si Dios tiene a Dios

Como el primer día, hace veintitrés años.
Eras un mocoso, guitarra al hombro, y en tu alcoba
un órgano gris –papá y mamá
vendieron la casa amarilla para comprarlo.
Dormías en restaurantes del D.F.
buscando en el espejo un rostro que no fuera tuyo,
pero siempre tu rostro asomaba
en rumores de Jazz y fox-trot pasados de moda.
Sólo querías hacer música, articular sinfonías,
pentagramas a media ciudad,
destruirte despacio, suicida de oficio en resaca de sueños.

Nunca te gustó la escuela, enseñan cosas inútiles,
ni oficinas ni horarios ni jefes.
Mirabas por la ventana de las religiones,
te hiciste Chamán, peleaste con edificios y coches
en pleno diluvio maldiciendo tu suerte.

III

Estoy contigo, hermano, en el Viaje,
antes de ser carne, antes de flotar en un vientre,
antes, mucho antes de correr por los suburbios fríos
del pensamiento con úlcera invisible.

Soy tu sombra, ombligo izquierdo de tu instinto,
la niña arrumbada en el desván mientras bebías,
fantasma en una botella con chirridos de vidrio.
Conociste a papá y mamá cuando mis células eran espuma
y en mi boceto no había latidos ni columna vertebral.
Yo era Nada.
Tú corrías por las calles, entonabas canciones,
tenías barros, leías cómics.

Te abrazo, hermano,
salvaje como yo....desgarrado como yo....serpiente como yo.
signo fervoroso de Caín en la frente.
Bajo el fardo del espíritu habitamos nuestra tumba.
Se eleva la noche rugido sin fondo
sin dientes....sin lengua
......................................Sol precipitado al vacío.

IV

Glug glug.....sangre en estampida
tótem....soplo....fémur....dermis.
Sangre generación prisionera en el Ojo
sangre cirrosis eterna....sangre de muslos orgía de intelecto
sangre veneno de infancias vendidas.

Glug glug.....la sangre nos llama
sangre sagrado imperio....mesiánico beso.
..............................Glug glug....¡Sangre! ¡Sangre!
Fraterniza....engarza....exprime....jode....aplasta.
Cadena perpetua....grillete de fruta prohibida
designio de viento....salado estribillo de horas cortantes.
Vomitas mi nombre.
Glug glug ¡Sangre! ¡Sangre!
Espiga en el fango....erección de minutos
atmósfera líquida.....Estoy loca.....¡Sangre! ¡Sangre!
Moldura de navaja en las venas....cianuro en almíbar
dedos cortados en pacto salvaje.

El sepulcro final....Hermano....sepulcro con dientes
cuernos de chivo....madonas de piedra
tenaza de lumbre....luz victoriana....abierto sepulcro
palacio de vidrio....sepulcro con uñas
Hermano....el sepulcro....Hermano....el sepulcro
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